martes, 22 de abril de 2008

Abstracto bilingüe: narrativa urbana, ¿exiliada?

Yo no sé lo que es el insomnio. Ni el estreñimiento. Deduzco que un insomne es alguien estreñido del sueño. Y un estreñido, un insomne de heces. Ano en vigilia. Náufrago del baño. Culo en vela. Sin viento. ¿Existirán los exámenes fecales del sueño? ¿Para sueños intestinos que son una mierda? ¿Poblados por lombrices parasitarias del insconsciente? Pesadillas húmedas y malolientes. Que estés con Jennifer Connelly o Liv Tyler, ambas desnudas y no se te pare. Por ejemplo. ¿Aún se practican análisis oníricos de desechos digestivos? En la antigüedad, los oráculos leían las heces de sus amos. Escatología sin excusas ni arrepentimientos. Escritura esfinteriana que auguraba lo próximo. ¿Eres lo que sueñas o lo que comes? ¿Nuestros sueños son basura de la psique? Tanta paja mental y no me he metido nada. Ninguna sustancia psicotrópica. Aquí en gringolandia ni de vaina. Ni en sueños. Apenas drogas lícitas. Alcohol y nicotina. Cafeína y nicotina. Light, pero nicotina. Allá, en Caracas, yo era sólo 1+ de los ejecutivos junior de la oficina. Aquí, en Miami, soy mister dishwasher. De sueldo mínimo. 3 turnos de 2 horas, 6 días a la semana. Un par de comidas calientes gratis por jornada laboral, sin repetir, watch your step, señor. Y why not si me queda tiempo libre que jode. Para dormir hasta el mediodía y tomar litros de café aguado maquillado con media docena de potecitos de half & half (mitad leche y mitad crema ¿de qué?, dice en letras minúsculas el empaque). Brunchear apple pies y cheeseburgers. Balbucear este espanglish, castinglés, inglellano o ingleñol que me asquea. Pero beacheo todos los días. Uniformado de cholas y bermudas estridentes. Y mi carro propio, reusado, 8 cilindros, con el techo de vinyl leproso por el salitre, que chupa gasolina que jode, pero el air conditioned te congela el sudor antes de que se atreva a asomarse a tus poros y el cd suena a poliedro portátil y rumboso. Renuncio a las arepas, al ron, a los cigarros criollos y al oso. Que se pudran en el microwave las hallacas de mi mamá. Atrás dejo los culos vernáculos y su maraqueo. Me ladillan los coterráneos que suspiran por el Avila y los cachitos de jamón. La nostalgia del inmigrante es cursi y llorona.
(EXTRACTO DE MI RELATO "ABSTRACTO BILINGÜE", PUBLICADO EN LA ANTOLOGÍA NARRATIVA DE ALFADIL "DE LA URBE PARA EL ORBE", CARACAS 2006).

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