
Y lo ha hecho ya media docena de veces en las últimas semanas. Y amenaza con ponerse en huelga de brazos caídos (y libido caída, también, me temo yo). Y me recuerda incesantemente las múltiples tareas que debe ejercer dentro y fuera del hogar y hasta me las envía por correo electrónico con copia visible a todos sus contactos. Y su pandilla de amigas han optado por sumarse a la iniciativa de mi consorte y hasta han escrito una petición a la Real Academia Española de la lengua para que incluya el término "ca(n)sada" en su próxima actualización.
Y los maridos de su mafia de amigas ahora me contactan a mí para insultarme por la iniciativa de mi esposa, conminándome a que la controle, a que tome las riendas de mi matrimonio, etcétera. Y lo peor de todo es que la cachifa acaba de renunciar para enrolarse en esta especie de guerrilla urbana que amenaza con hacer explotar la sacrosanta paz conyugal urbi et orbi.
2 comentarios:
YO TAMBIÉN ESTOY CASADA Y CANSADÍSIMA DE CACHIFEAR.
HUELGA DE ESPOSAS YA.
Yo no estoy casado, ni cansado tampoco.
Pero aunque a tod@s le duela y nadie lo reconozca, ese es el estado civil perfecto, donde la persona alcanza su plenitud. Duelale a quien le duela.
Publicar un comentario