miércoles, 7 de noviembre de 2012

SANTORAL MILAGRERO

(Dedicado a Angélica Zurita)










































"Con un real, salvas una mano de arder eternamente
en el infierno, con dos reales, salvas ambas manos
y así...sucesivamente"
(Edictos Papales de la Edad Media)

"La religión es el show bussiness del pueblo"
(Un marxiano, sic, más o menos contemporáneo)


Yo, pecador, confieso... creer, de pensamiento, palabra, obra y omisión, que todos esos avisitos que inundan y desbordan, salpicándonos de tinta, las páginas de los periódicos agradeciéndole tal y cual cosa (milagro, causa perdida, aparición o desaparición), a San Bartolomé del Extravío o a Santa Esperancita del Delirio Gozoso, no son otra cosa que inteligentísimas campañas orquestadas por una tormenta apocalíptica de cerebros cochambrosos reclutados por los incipientes Departamentos de Nuevos Negocios, Publicidad, Mercadeo, Venta a Presión y Planificación Estratégica de los propios diarios, a fin de facturar, facturar y facturar...cada día más, en progresión geométrica.


Me refiero a una industria de venta del cielo por retazos, por fracciones, como si fueran quinticos de lotería, que se anuncia a través de avisitos de la siguiente talla: "Gracias San Tiburcio por los favores recibidos"; "Rece 26 veces, publique esta oración al quinto día y espere a ver qué pasa"; "Soy el testimonio viviente del milagro de Santa Kaxucha" (y entonces se lanzan una historia espeluznante, extraída, como una muela desahuciada, de la mismísima vida real).

Aprovechándome así de la infraestructura ya existente en el mercado, yo mismo me he inventado, junto a mis cuñados y mi suegra, toda una constelación de santos proveedores de milagros, casi una corte celestial completa, que comercializo sin escrúpulos, ni ninguna clase de remordimiento, a mi entera  satisfacción y conveniencia.

A mi "mailing list" de incautos les vendo por correo, a precios escandalosamente especulativos: medallitas, estampitas, afichitos, libritos de invocaciones, talismanes, sahumerios y frasquitos con pociones y aguas bendecidas. Nuestro catálogo full color de C.A. Santoral Milagrero, que envío y cobro contra entrega, sigue creciendo...

Yo por mi parte, gracias a mis benditos patrocinadores-consumidores, ya ostento un pent-house dúplex en Caracas, un chalet en Mérida y un rancho de Chana en Margarita. Si así llueve que no escampe, digo yo como ya dijo Noé, y a todos ustedes simplemente les recomiendo que tengan fe, que la fe (y aquí doy fe yo mismo), mueve montañas (pero de dinero).

Transcribo ahora una buena parte del sin fin de productos y servicios que C.A. Santoral Milagrero (su contacto celestial con los pies bien plantados sobre la tierra), pone a su entera disposición, a través de su staff de santos exclusivos:

Santa Ponderosa de los Reclamos: patrona de los usuarios de cuanto servicio público se le ponga por delante, hace que el teléfono, la luz y hasta el seguro social funcionen y así usted se ahorra un tiempo precioso haciendo colas ante la taquilla de reclamos.

Santa Alarma de las Urgencias: patrona de los propietarios de automóviles nuevos y usados, evita que le roben o le choquen el carro aunque no tenga seguro ni anti-robo.

Santo Numeral Sortario: patrono de quienes buscan el dinero fácil, le brinda a sus devotos muchísima suerte en todos los juegos de azar (acotan las malas lenguas que este santo, ex-apostador empedernido, murió prematuramente, al negarse a pagar sus deudas de juego).

Santa Fortuna Predilecta: versión femenina del anterior, incluye entre sus bondades la de "ganarse" un marido con bastante real que pueda pagar cachifa, resort, peluquería y demás necesidades básicas.

Santa Septembrina de la Pizarra: patrona de los estudiantes, evita a sus protegidos la penosa experiencia de las "reparaciones" de física, química, matemáticas y cualquier otra materia. Ayuda, también, a conseguir cupo universitario en la carrera que se quiere y al primer intento.

Santo Liborio del Veneradísimo Salario: patrón de los empleados, permite conseguir y conservar trabajo con excelentes condiciones y prestaciones sociales.

San Críspulo Expedito: patrón de los arrendadores inmobiliarios, permite desalojar a inquilinos, buena paga o morosos, de casas y apartamentos, en menos de lo que canta un gallo.

Santa Regulación de los Desamparados: enemiga a muerte del anterior, patrona de todos aquellos que viven alquilados, hace el milagro comprobado de que los venezolanos sin casa propia consigan y conserven un apartamento con renta regulada (y además con teléfono, buena vista, cocina equipada, estacionamiento y en plena vía del Metro).

Y así el Listado continúa con Santa Debora Dora de los Ejércitos Celestes; Santo Martirio de la Debacle; Santa Martha del Desatino; Santa Crisis de la Concepción Terrena; Santa Dolorosa de los Desesperados ("¡cómo sufrimos, qué gozadera!", era su frase de cabecera); pero el mejor santurrón de todos (apartando a San Nicolás que tiene contrato exclusivo firmado con otra empresa), el más popular, el más invocado y festejado es San Bonifacio Festivo, quien en vida era un monje bohemio, bonachón y bonchón, encargado de la destilería, la cocina, y la bodega del monasterio, amigo de sucumbir a casi todas las tentaciones, cuya promesa básica a sus devotos es que nunca, pero nunca, los van a dejar vestidos y alborotados. Su lema era "bonche y ponche, per secula, seculorum". Principio que sus seguidores cumplen, por temor a cualquier represalia, al pie de la letra.

Negocio aparte, mi madre y mi tía Maruchi viven diciéndome que yo, seguramente, ya me gané mi propio jacuzzi de agua hirviendo en el infierno, a lo que yo, hijo pródigo y blasfemo, riposto que ¿qué importa?, si  ¡seguro está el infierno!

Así que sigamos viviendo, mientras se pueda, en esta tierra bendita, en este pedazo de paraíso criollito y nacionalizado. Continuemos, pues, disfrutando de este cielito lindo terrenal a la venezolana, haciéndole caso a lo que yo mismo escribo en los catálogos de C.A. Santoral Milagrero: "Regocíjense y cólmense de todas y cada una de las bendiciones disponibles en esta tierra de gracia”. Que así sea. 

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